Completé mi primer año de secundaria e incluso trabajé como becario en el Ayuntamiento de São Bernardo do Campo, pero terminé descarriado y me arrestaron. Durante mi tiempo en prisión, escuché muchas historias tristes de compañeros de prisión que se cortaban y se suicidaban. Fueron años de sufrimiento y mucho aprendizaje.
Conocí la cooperativa creada dentro de la prisión por Humanitas360 a través de Flávia Maria. Gracias a ella, empecé a crecer, a esforzarme por ser alguien en la vida y a demostrarle a la sociedad que, sin importar dónde terminemos, hay alguien ahí afuera con los brazos abiertos para darnos la fuerza para seguir adelante. Ahora libre, estoy muy agradecida por la oportunidad de seguir trabajando con la marca Tereza.
A los 15 años conocí al único amor de mi vida, me embaracé y a los 16 me convertí en madre. Un año después, enviudé, con un bebé que criar y una "herencia criminal", y empecé a administrar el "negocio" de mi gran amor. En los años siguientes, sufrí e hice sufrir a mi familia. Una historia de amor con una herencia maldita. Pero maduré mucho en prisión y me transformé.
La oportunidad de unirme a la cooperativa creada por Humanitas360 en la Penitenciaría de Mujeres de Tremembé II llegó cuando todos me habían olvidado. El proyecto cambió mi forma de pensar. Ahora, libre, me estoy reintegrando a la sociedad, lejos de la delincuencia. Estudio Derecho en UNICID con una beca 50% gracias a mi buena nota en el ENEM (Examen Nacional de Bachillerato). Soy una mujer guerrera que, gracias a la marca Tereza, ha sabido sacar lo mejor de lo peor.